lunes, 23 de noviembre de 2015

Mi primera compra en Zooplus



La culpable de que tuviera que buscar una tienda online para comprar comida es mi gata de 9 años, Hanna.





Como muchos gatos de angora esterilizados, sufre de repetitivas e insistentes infecciones de orina. Además de que la gata lo pasa fatal y quiere muchos más mimos, lo peor es darle las pastillas. En cuanto llega la hora de tomarlas desaparece y no hay forma de encontrarla.

Hemos probado montones de marcas de comida de varios precios pero la única que ha conseguido controlar estas infecciones ha sido la Brekkies Gatos esterilizados, cada vez que se la cambiamos tenemos una recaída y vuelta a empezar.

Siempre la hemos comprado en el Alcampo sin ningún problema pero han dejado de traerla y después de mirar varias tiendas por internet me decidí a comprar en la página de Zooplus.

Sus gastos de envío son bajos, 3,99 €, los precios de la comida son los normales pero parece que suelen hacer ofertas en lotes de bolsas de pienso.

El pedido me llegó en unos días a través de Correos Expréss a las 7:35 h. de la mañana (uff, vaya tempraneras). Lo peor es que uno de los paquetes venía roto, con dos rajas bastantes profundas que parecían hechas con un cutter.

Yo compré un pack ahorro formado por tres paquetes de pienso de 3 kg. cada uno y me costó 22,99 €



En resumen:

Me ha gustado:
  • Variedad de marcas y productos
  • Frencuentes ofertas en lotes de piensos
  • Vales descuento
  • Rapidez de entrega
  • Gastos de envío asequibles
Lo peor:
  •  Uno de los paquetes llegó rajado

lunes, 16 de noviembre de 2015

Tierra, trágame, y escúpeme en el Caribe de Ivanka Taylor







Sinopsis


«Era jueves, mediados de abril. Se me acababa de terminar la leche de soja y me había bajado la regla aunque, según la aplicación del móvil y mis cálculos, tenía que venir una semana después, pero allí la tenía, en todo su esplendor. El final perfecto para otra semana perfecta. Me estaba mirando en el espejo y lo único que veía era una cara hinchada como una torta de pan y unas ojeras que parecían las de un oso panda. Que igual no era por la regla, que igual era porque me había pasado toda la noche llorando. Llevaba tres días sin lavarme el pelo y cinco sin salir de casa. Bueno, el domingo había bajado la basura, pero eso no contaba porque sólo me había puesto el abrigo encima del pijama. ¿Sabéis esas personas que iluminan una sala con su belleza y personalidad? Pues yo soy la que se apoya en el interruptor sin querer y apaga la luz. O al menos, así me sentía. El caso es que fue verme con aquellas pintas, en el fondo de un pozo estético, y decirme a mí misma (últimamente hablaba mucho conmigo misma): Alba, tienes que hacer algo...»

Hasta aquí, y sólo hasta aquí, quizá encuentres parecido entre esta novela y otras «de chicas». Pero a partir de estas líneas, prepárate porque vienen curvas. Ojo, si lees este libro en público corres el riesgo de que se te queden mirando cuando estalles en carcajadas descontroladas (cosa que te va a pasar casi en cada página, por cierto). Luego no digas que no te avisamos.



Opinión


Me apetecía una lectura sencilla y divertida para pasar la tarde pero este libro me decepcionó mucho.

Me encantan los personajes peculiares y el humor absurdo pero no pude conectar ni con las protagonistas ni con las locuras que les van pasando.

Me gustó mucho el inicio, con Alba destrozada y deseando volver a pegar la hebra con sus amigas de siempre. A partir de su encuentro, todo va degenerando en una historia surrealista en la que sufren una regresión a los quince años.

La parte de los romances es muy secundaria, ya que aunque el amor es el que mueve a estas cuatro mujeres, este aparece con ligeras pinceladas y me fue imposible de creer por lo rebuscado o rápido que surge.

El ritmo narrativo es muy ágil, siempre están pasando mil y una aventuras o mejor dicho contratiempos porque a las pobres no les sale una a derechas. Vaya gafes. En general, no he sentido empatía por ellas y no he entendido su comportamiento.


En definitiva, una novela sobre un accidentado viaje que cambiará, a mejor, la vida de las cuatro amigas con la que no he podido disfrutar y que se me ha hecho muy pesada.



viernes, 6 de noviembre de 2015

Las uvas de la ira de John Steinbeck


A finales del mes pasado tuve mi primera reunión en el Club de lectura de la Biblioteca Municipal de mi pueblo.

No estaba muy segura de que me fuera a gustar porque no conocía a nadie de los participantes y también, para que vamos a mentir, creía que no iba a dar la talla, que me iba a dar vergüenza hablar, que no iba a aportar nada interesante, que los libros elegidos no me iban a interesar... en fin, mil y una dudas.

Nada de eso. La experiencia ha sido muy positiva y salí encantada. Poder charlar cara a cara con otros amantes de los libros y comentar qué nos ha transmitido esa lectura es muy divertido. Además, al haber tanta variedad de edades, formación, ideales, sentidos del humor... (aunque todas eramos mujeres) te ofrece otras puntos de vista sobre personajes, trama, reacciones, lenguaje... que no se te habían ocurrido a ti.

Me encantó y animo a todo el mundo que tenga un poco de tiempo libre que lo pruebe.

El libro elegido fue “Las uvas de la ira” de John Steinbeck.





Es un libro muy duro en el que me costó bastante entrar pero a partir del capítulo 19 comenzó a mejorar o yo entré en la forma de narrar del autor y ya no pude soltarlo.

Es un narración muy lenta, llena de detalles y descripciones minuciosas del viaje y de todos los problemas que se les plantean a la familia (averías de coche, comida, muertes, embarazos, peleas...). Estos capítulos se van alternando con otros más explicativos sobre cómo funcionaba la economía, los bancos y cómo ellos manejaban la agricultura.

Es muy triste ver todas las miserias que vivieron y cómo querían aprovecharse de ellos. Especialmente, cuando en la actualidad estamos viviendo la misma situación con los refugiados sirios.

Lo peor: el final. La trama queda demasiado abierta y me dejó con sabor amargo.

Asistiré a la próxima reunión y luego me tendré que tomar un descanso durante los meses de diciembre y enero porque con la recogida de la aceituna no tendré tiempo de nada.

 


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